En la habitación de un hotel con un desconocido by Alfredo Garcia
Desnudo sobre las sabanas blancas, en la habitación un hotel, esperando al hombre que conoci hace menos de una hora, las cortinas cerradas dejan la habitación en la penumbra, el aire calido de una tarde de verano.
Ahora estoy completamente relajado, después de la tensión insoportable, durante la búsqueda de aquel encuentro, el miedo a lo desconocido, el rechazo de rostros llenos de tensión, de repente un encontronazo y una sonrisa abierta, sin reserva, en medio de aquella selva hostil.
Camino hacia el hotel, de repente amigos íntimos. El se esta duchando, cierro los ojos, no me doy cuenta que el ha vuelto del baño, me sobresalto cuando noto la punta de sus dedos acariciando mis labios. "Vuelve a cerrar los ojos y déjate hacer", me susurra al oído con una voz grave y a la vez tranquilizadora. Me abandono, la punta de sus dedos deslizándose por mi mejilla, mi cuello, mi pecho, la punta de mis pezones, que instantáneamente se ereccionan, a la vez que mi pene se estira sobre mi muslo, un placer inmenso se extiende sobre todo mi cuerpo, mi mente parece separarse y quedarse flotando unos metros por encima de mi cabeza. Ahora la palma entera de la mano recorre mis piernas, apenas rozando el bello, a mi cabeza viene una imagen cerca del rió, al principio de un verano de mi adolescencia. Flexiono las piernas a la vez que las abro a la caricia que por su cara interior sube hacia mis testículos, un dedo aprieta debajo de los mismos y mi pene se levanta cabeceando sobre mi vientre. Estoy a punto de correrme, abro los ojos y me encuentro con su rostro serio que me observa fijamente a unos centímetros, miro sus labios y levanto los míos buscándolos a la vez que vuelvo a cerrar los ojos. Roce de labios, la punta de mi lengua traza su contorno, la presión de sus dedos sobre mi perineo aumenta, junto las piernas buscando el contacto con el dorso de su muñeca, la contracción de los músculos de mi vientre en la postura forzada del beso hace se dispare mi orgasmo. Mi pene expulsa entrecortadamente chorros de esperma sobre mi pecho. El lo toma en su boca y modula sus ultimas contracciones, su lengua limpia mi pecho y finalmente sus labios llevan a los míos el sabor de mi semen.
Ahora me toca a mí. El boca arriba espera mis caricias. Contemplo su cuerpo desnudo, el bello sobre su fuerte pecho, los pezones sobresaliendo, el pene erecto, los brazos cruzados detrás de su nuca, los ojos cerrados. Rozo con mis labios su pecho, su cuello, el pliegue de su axila, noto su reparación acompasada, el olor del gel de la ducha superpuesto al suyo, la punta de mis dedos sobre sus duros pezones, la punta de mi lengua recogiendo la gota que rezuma de la punta de su pene. Acaricio la cara interior de sus muslos, y la piel sedosa de sus testículos. Me monto sobre él a horcajadas, mi perineo roza su pene erecto, el mio también esta erecto, me inclino y acaricio su cara con mis labios. Cojo de la mesita el lubricante, lubrico mi ano y mi perineo, y me froto contra su pene, beso sus labios, y entonces me sujeta la cabeza con sus manos, y me beso con fuerza introduciendo su lengua en mi boca. Me voltea sobre mi espalda, coloca una almohada debajo, me abre con sus dedos, y enseguida coloca su pene en mi entrada.
Me penetra despacio, me abro todo lo que puedo y aguanto el dolor. Ya esta todo dentro, ahora esta quieto, me mira a los ojos, mi ano se va relajando lentamente, pasa un minuto, ya apenas me duele, le sonrió, me sonríe, acaricio su cara, comienza a moverse dentro de mi, lentamente, un poco hacia fuera, un poco hacia dentro, la amplitud de las oscilaciones aumenta, hasta casi estar fuera de mi, luego aumenta la frecuencia. Ya no siento dolor, solo paz, placer, deseo de que él sea tan feliz como yo.
Ahora me folla con fuerza, me siento muy bien, como nunca me había sentido, nuestras miradas no pierden el contacto. Siento que se va a correr y le pido que pare un poco, para prolongar más nuestra dicha. Noto el peso de su cuerpo que me envuelve, su cabeza en mi cuello, mis piernas le enlazan, su respiración agitada, siento como su miembro palpita dentro de mí. No quiero que este momento acabe nunca. Contraigo los músculos de mi ano, se incorpora, le sonrió, "te quiero" me dice, beso sus labios. Se desmonta de mí, y me pide que me gire. Me ofrezco sobre manos y rodillas, abierto como una gata en celo, me vuelve a penetrar, me folla unos minutos en esta postura, mientras con una mano retuerce mis pezones. Pongo una almohada entra mis piernas, y me hundo sobre ella, me sigue follando en esta postura, vuelvo mi cara buscando sus labios, y en el momento que mete su lengua en mi boca siento que estoy a punto de correrme, continua con sus enbestidas furiosas, hasta que los dos nos vaciamos a la vez, gritando como locos nuestro placer.
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